jueves, 13 de noviembre de 2008

Fliporto 2008 Festa Literaria Internacional Brasil, Por José Millet

Festa Literaria Internacional de Porto de Galinhas (Fliporto)-
Brasil, 6-9 noviembre2008
Por José Millet

Algo de la vuelta a los orígenes nos ronda a cada paso. El periplo de mi vida profesional comenzó a mediados de la década de los setenta, cuando acabábamos de egresar de la Universidad de Oriente, con sede en Santiago de Cuba, y un grupo de amigos nos reunimos en los salones del Taller Cultural para participar en el seminario sobre África, bajo la dirección de Armando Entralgo, un gran intelectual conocedor—como pocos-- de las raíces profundas que arrancan del continente cuna del hombre y llegan al Caribe, donde se completó la imagen de una nueva criatura que habría de abrirse paso a través de los siglos hasta -- vemos hoy, no sin cierta cuota de orgullo-- terminar por imponerse en el mundo. En la búsqueda y análisis de la transformación de nuestra identidad como pueblos y naciones venidas al mundo en circunstancias y tiempo similares, a esa criatura la denominamos entonces ser caribeño y, hoy me atrevo a rebautizarla, con cierta propiedad y sin desdorar aquellos hallazgos iniciales, de Humanidad Amazónica. Hace poco impartimos un breve ciclo de lecturas en Cartagena de Indias, Colombia, bajo el título genérico de “África en el Gran Caribe” y ahora acabo de asistir a un encuentro de escritores de varios países con el tema de los pueblos africanos y sus relaciones literarias con el mundo luso-brasileño, en lo fundamental, aunque su alcance desbordó estas pautas preconcebidas por mí.

Muchas vueltas ha dado la noria, batida por las aguas de este otro Mare Nostrum, con tanta o más larga historia que la del que conformó la cultura euro-occidental judeocristiana alrededor de las tierras del Mediterráneo. Siento una especial satisfacción por haberme involucrado en la primera edición del Festival del Caribe (1981) y luego en la fundación de la Casa del Caribe (junio 23, 1982), institución que tiene el mérito indiscutible de haber sabido combinar, diríamos que magistralmente, un amplio programa de estudios e investigaciones en torno al tema central antes enunciado y el de la promoción de la cultura caribeña, pronto hará durante 26 años consecutivos. Allí descubrí mi vocación de caribeñista y ella me condujo, en esta última ocasión, al corazón de la Humanidad, que latirá mientras lo haga el del Amazonas. Los “pasos perdidos”, mi sustancia de trashumante inveterado, me llevaron al conocimiento—vía Internet—de una escritora brasileña que carga el nombre de Lucila, luz que irradia desde la distancia y pone el fuego necesario para mantener prendida la llama de muchos por ser parte de un encuentro realmente raro y excepcional, entre los muchos que reúnen a literatos y poetas en las cuatro manzanas del planeta.

Gracias a las artes nigrománticas de Lucila Nogueira –esos son sus atributos principales--fui invitado por el Instituto Maximiano Campos a presentar una ponencia en la Festa Literaria Internacional Fliporto 2008, realizada del 6 al 9 del corriente en la localidad de Porto de Galinhas, Pernambuco, Brasil, de donde acabo de regresar. Pudiera resumir los resultados de nuestra participación en este encuentro diciéndoles que está en la dirección de darle corporeidad—a través de distintos medios y modalidades, como los del intercambio del más amplio alcance, incluido el artístico y cultural-- al necesario acercamiento que debe prevalecer entre nuestros pueblos del Sur, proclamado hoy, con inspiración y aliento sostenidos, por la Revolución Bolivariana que lidera el Presidente Hugo Chávez Frías desde su natal Venezuela. Así lo pude comprobar, en su estilo y términos propios, en los discursos con que inauguraron la Festa el Gobernador del Estado de Pernambuco y su Curador General, el escritor Antonio Campos, de quien se comentó acababa de visitar Cuba. Me alegró enterarme de que, desde Recife, se trabajaba en el tendido de un puente con la ciudad de Santiago de Cuba, de donde vendrá una delegación artística la próxima semana, encabezada por una compañía de danzas tradicionales de reconocida trayectoria internacional: Kokoyé, dirigida por el Maestro coreógrafo Juan Bautista Castillo.


Numerosas cosas altamente positivas sembraron en mis alforjas las jornadas de Fliporto de este año, al extremo de no saber por dónde comenzar a contarles. En lo personal, destaco el haberme puesto en contacto con una muestra de los escritores brasileños, entre quienes puedo destacar a Thiago de Melo --nacido en el corazón del Amazonas, en 1926-- que me honró con su compañía desde que desembarqué en Manaus el día 5 hasta mi regreso ayer a Caracas, por ese mismo puente aéreo. Con este solo hecho podría estar justificado un viaje a un país hermano, como el que acabo de realizar a este Gigante del Sur, para palpar de primera mano su realidad, sus sueños y esperanzas, en la voz de sus artistas y en la carne de su pueblo, aunque fuese por poco tiempo. Tan es así que la experiencia subió la emoción al punto de escribir dos textos que acabo de publicar en Internet: el poema “Bailando con el Amazonas” y el artículo “La humanidad amazónica”, en que expongo una hipótesis central y llamo a la reflexión acerca del hecho dramático de que el destino del ser humano sobre el planeta depende de que salvemos este reservorio fundamental para la preservación de su vida.

Súmase a ello la ocasión excepcional de intercambiar ideas y experiencias con intelectuales y artistas de varios países de Nuestra América (Ecuador, Nicaragua, México, República Dominicana y Cuba), Estados Unidos, Europa (Francia) y África (Mozambique, Sao Tomé e Príncipe, Guinea Bissau y Angola), con quienes compartimos en un ambiente de distensión y compañerismo, más allá de cualquier tipo de barrera que obstaculizara la comunicación, como la de la lengua, siempre presente en este tipo de foro donde no hay sino un solo tipo de interpretación lingüística: la de los ponentes y declamadores a la lengua del país anfitrión y vice-versa.

En lo personal y profesional, lo fue --en tal vez mayor medida—al haberme permitido reencontrarme con escritores de este último continente a cuyos pueblos estuvo dedicado la edición de Fliporto del presente año. Muy especialmente, con los de Angola, en razón de haber estado yo allí hace muchos años, precisamente en tiempos de guerra. De este último país tuve la dicha de hablar con Amélia Dalomba, de Cabinda y con el famoso escritor Artur Carlos Mauricio Pestana dos Santos (1941), más conocido por el sobrenombre de Pepetela, para darle continuidad y vida a un proyecto investigativo —ya en curso-- de vincular y tratar de unir a los africanos de origen bantú que viven en su tierra natal con sus descendientes de nuestro continente, incluidos los loangos de nuestro Estado Falcón, venidos de la vecina isla de Curazao. ¿Cómo podremos entender el origen, naturaleza y alcance de expresiones de la cultura musical, como las del tambor de La Vela, el coriano y el serrano, sin esta necesaria conexión?

Fue altamente provechoso observar, desde dentro, la ejecución de un evento que se desarrolla en dos direcciones principales: una intelectual, consistente en conferencias, mesas redondas, autografiado de libros a cargo de sus autores y exposiciones de artistas audiovisuales, concentrada en un Centro de Convenciones, sede principal del evento ubicada en el recinto de la playa; y la otra, extendida a los espacios públicos del poblado marino Porto de Galinhas de Angola, distante a poquísimos kilómetros del primero, donde tienen lugar exposiciones-ventas de libros y—especialmente, en las Piscinas Naturales-- las lecturas o declamaciones de poesía a cargo de los invitados nacionales y de otros países, con la participación abierta y atenta del público, incluido el foráneo, compuesto principalmente de turistas. En este último espacio, fue muy útil observar el involucramiento de gente humilde, exaltada asimismo por la actuación de grupos locales de las artes escénicas—como la música y modalidades de la representación dramatizada, con un estilo al parecer bastante vernáculo. Creo que pudieran ser productivas estas experiencias para los organizadores de eventos de parecida naturaleza, particularmente en materia de integración entre los organismos públicos—como ministerios de cultura y gobiernos regionales—y las empresas privadas, a las que aquéllos comprometieron con su aporte sustantivo, como el de la realización del evento y la edición de sus memorias, por citar dos ejemplos altamente elocuentes. El volumen Legado.Fliporto 2007, es un ejemplo de esto último que acabo de enumerar, por el cuidado de la edición y la calidad de los textos que contiene.

Dada la cantidad de actividades que ocurren simultáneamente, tuve ocasión de participar en las conferencias, modalidad de palestras y mesas redondas, que me parecieron más provechosas a nuestros intereses profesionales y a los de las instituciones a las que pertenezco: al Instituto de Cultura del Estado Falcón (INCUDEF) donde trabajo, y a la Red de Escritores de Venezuela. Existe motivación por los intercambios culturales y literarios de parte de una gran cantidad de profesores de Pernambuco y de otros Estados brasileros, cuyos alumnos tienen escaso acceso a las publicaciones nuestras y desconocen en general la literatura de habla hispanoamericana. Por tanto, dejé abiertas varias ventanas para estudiar la factibilidad de que visiten el Estado Falcón para concretar con nosotros, u otras instituciones académicas falconianas, estas motivaciones mediante convenios y/o acuerdos en base a asuntos de interés recíproco.

Como había planificado, me vi imposibilitado de llevar el Diccionario de Religiones Afrocubanas y variantes del Espiritismo en curso de edición, pero sí obsequiar a los invitados las 150 copias de mi libro Alí Primera. Padre Cantor del Pueblo, dedicado a aportar elementos biográficos de un personaje de nuestra cultura nacional y latinoamericana que, muy a mi pesar, comprobé que es casi totalmente desconocido en Brasil y en otros países de Nuestra América, representados dignamente por ilustres intelectuales. El resto de los escritores cuyos libros fueron presentados, pudieron venderlos. Creo que la entrega de mi título fue una modesta contribución al conocimiento de nuestra venezonalidad y, particularmente, al de la cultura falconiana de la cual Alí se sentía muy orgulloso, al punto de autoproclamarse, pocos días antes de morir, como un “campesino paraguanero”. Pero, naturalmente, me siento altamente satisfecho por estos resultados y agradecido a la Lucila y a los organizadores de Fliporto por haberme permitido tener esta experiencia que enriquece mi visión del mundo enfocado en las relaciones con pueblos hermanos cercanos y distantes a la vez, por diversas causas y que nos compelen a que apuremos la comunicación y los intercambios para estar más próximos, mediante el intercambio de resultados de nuestro trabajo intelectual o artísticos y, donde sea posible, también a nivel institucional.

En efecto, en el Municipio Ipojuca y su Porto de Galinhas de Angola, hablé con muchos de los participantes acerca de quiénes éramos los creadores literarios organizados en la Red de Escritores Venezolanos y, como es natural, de nuestra proyección como Instituto de Cultura del Estado Falcón, donde laboramos muchos de éstos y, me centré en el carácter y alcance de nuestra Bienal Internacional de Poesía, en razón de que la mayoría de los invitados eran escritores y poetas. Casi todo el mundo espera la llegada de la convocatoria de la próxima edición de este último encuentro para prepararse a participar en él. En lo que respecta al lado oficial o institucional del asunto, sería muy conveniente invitar a las autoridades del Estado Pernambuco y al Curador General de Fliporto, el escritor Antonio Campos, a visitarnos próximamente para tender el puente del intercambio artístico, cultural y político, en razón de las tantas e innumerables cosas que nos unen y que nos hacen formar parte de esa Humanidad Amazónica y caribeña de la que nos sentimos muy felices los brasileños, venezolanos y todos quienes convivimos bajo el sol de Nuestra América, gracias a ese especial maná que nos vino de África y que se atesora en el corazón de la floresta prodigiosa que es el Amazonas.
Nota aclaratoria:

A Lucila Nogueira no hay que invitarla a ninguna Fiesta ni reunión literaria, porque ella es una más de esas fieras amazonas que recorren todo el territorio del continente, con su carcaj lleno de flechas de amor y esperanza.

Coro, Estado Falcón-Venezuela, 2008.XI.12.